
LUNES 16 DE AGOSTO
SUS TIEMPOS SON PERFECTOS
• Hebreos 4:16 •
Todo ministerio es en el futuro: en un momento, en un mes, en un año, o en una década. Tenemos tiempo de sobra para inquietarnos por nuestra ineptitud; pero cuando eso sucede, debemos recurrir a la oración.
La oración es la forma de fe que nos conecta hoy con la gracia que nos hará aptos para llevar a cabo el ministerio de mañana. El momento oportuno lo es todo.
¿Qué pasaría si la gracia llegara muy temprano o muy tarde? La traducción tradicional de Hebreos 4:16 esconde una promesa preciosa relacionada a esa pregunta. Necesitamos una traducción más literal para verla.
La redacción más tradicional dice algo así: «Así que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar la gracia que nos ayude en el momento en que más la necesitemos». El griego original detrás de la frase «gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos», traducido literalmente sería: «gracia para la ayuda oportuna». El punto es que la oración es la manera de hallar gracia venidera para la ayuda oportuna. Esta gracia siempre llega a tiempo desde el «trono de la gracia». La frase «trono de la gracia» significa que la gracia venidera proviene del Rey del Universo, quien determina los tiempos por su propia autoridad (Hechos 1:8).
Sus tiempos son perfectos, pero raramente coinciden con los nuestros: «Porque mil años ante tus ojos son como el día de ayer que ya pasó » (Salmos 90:4). A nivel mundial, él fija los tiempos para el auge y la caída de las naciones (Hechos 17:26). A nivel personal,
Salmos 31:15 dice: «En tu mano están mis años».
Cuando nos preguntamos por el tiempo oportuno de la gracia venidera, debemos pensar en el «trono de la gracia». Nada puede estorbar el plan de Dios de enviarnos gracia en el momento en que es mejor para nosotros. La gracia venidera es siempre oportuna.
MARTES 17 DE AGOSTO
GRACIA PARA CADA NECESIDAD
• Salmos 86: 16 •
Gracia para el futuro es la petición constante en la oración de los salmistas. Oran por ella vez tras vez para satisfacer toda necesidad. Dejan a todos los santos un modelo a seguir de dependencia diaria en la gracia venidera para cada emergencia.
Los salmistas claman por gracia:
· Cuando necesitan ayuda: «Escucha, oh Señor, y ten piedad de mí; oh Señor, sé tú mi socorro»
(Salmos 30:10);
· Cuando están débiles: «Vuélvete hacia mí, y tenme piedad; da tu poder a tu siervo, y salva al hijo de tu sierva» (Salmos 86:16);
· Cuando necesitan sanidad: «Ten piedad de mí, Señor, pues languidezco; sáname, Señor» (Salmos 6:2);
· Cuando son afligidos por sus enemigos: «Oh Señor, ten piedad de mí; mira mi aflicción por causa de los que me aborrecen»
(Salmos 9:13);
· Cuando se sienten solos: «Vuélvete a mí y tenme piedad, porque estoy solitario y afligido» (Salmos 25:16);
· Cuando están acongojados: «Ten piedad de mí, oh Señor, porque estoy en angustia; se consumen de sufrir mis ojos» (Salmos 31:9);
· Cuando han pecado: «Oh Señor, ten piedad de mí; sana mi alma, porque contra ti he pecado» (Salmos 41:4);
· Cuando anhelan que el nombre de Dios sea exaltado entre las naciones: «Dios tenga piedad de nosotros y nos bendiga... para que sea conocido en la tierra tu camino...»
(Salmos 67:1-2).
Sin lugar a dudas, la oración es el gran vínculo de fe entre el alma de cada santo y la promesa de la gracia venidera. Si el propósito de Dios para el ministerio es que se sostenga por la oración, entonces el ministerio ha de sostenerse por la fe en la gracia venidera.
MIÉRCOLES 18 DE AGOSTO
MODELOS PARA COMBATIR EL DESALIENTO
• Salmos 73: 26 •
Literalmente, el verbo es simplemente «desfallecer»: «mi carne y mi corazón pueden desfallecer». ¡Estoy abatido! ¡Estoy desalentado! Pero inmediatamente después el salmista acometió contra su abatimiento: «pero Dios es la fortaleza de mi corazón y mi porción para siempre».
El salmista no cede. Batalla contra la incredulidad con un contraataque.
En esencia, dice: «Por dentro me siento muy débil, impotente e incapaz de sobrellevar esta situación. Mi cuerpo recibió el disparo y mi corazón está casi muerto. Pero cualquiera sea la razón para este desaliento, no cederé; confiaré en Dios y no en mí mismo. Él es mi fuerza y mi porción».
La Biblia está repleta de instancias de santos que luchan con ánimos decaídos. Salmos 19:7 dice: «La ley del Señor es perfecta, que restaura el alma». Ese es un claro reconocimiento de que el alma del santo a veces necesita ser reavivada; y si necesita ser reavivada, es porque estuvo «muerta», en un sentido.
David dice lo mismo en Salmos 23:2-3: «junto a aguas de reposo me conduce. Él restaura mi alma». El alma del hombre conforme al corazón de Dios (1 Samuel 13:14) necesitaba ser restaurada. Se estaba muriendo de sed y estaba lista para caer exhausta, pero Dios dirigió el alma al agua y le dio vida otra vez.
Dios ha puesto estos testimonios en la Biblia para que los usemos para pelear contra la incredulidad del desaliento.
JUEVES 19 DE AGOSTO
PREDICARNOS A NOSOTROS MISMOS
• Salmos 42: 11 •
Debemos aprender a pelear contra el desánimo. Es una batalla que peleamos por la fe en la gracia venidera. Se pelea predicándonos verdad, a nosotros mismos, acerca de Dios y el futuro que él nos promete.
Eso es lo que hace el salmista en el Salmo 42: le predica a su alma angustiada, se regaña a sí mismo y discute consigo mismo. Y su argumento principal es la gracia venidera: «¡Espera en Dios! Confía en lo que Dios será para ti en el futuro. El día de la alabanza está por llegar. La presencia del Señor será toda la ayuda que necesites. Y él ha prometido estar con nosotros para siempre».
Martyn Lloyd-Jones, el predicador inglés del siglo XX, creía que esta cuestión de predicarnos a nosotros mismos la verdad acerca de la gracia venidera de Dios es crucial para superar la depresión espiritual.
¿Se dan cuenta de que la mayor parte de la infelicidad en la vida se debe al hecho de que nos escuchamos a nosotros mismos en lugar de hablarnos a nosotros mismos? Tomen esos pensamientos que llegan a ustedes al momento en que se levantan a la mañana. Nosotros no los originamos, pero comienzan a hablarnos, nos traen a memoria nuevamente los problemas de ayer, etc. Alguien está hablando... ¡nuestro propio ser nos está hablando!
La batalla contra el desánimo es una batalla por creer las promesas de Dios; y esa fe en la gracia venidera de Dios viene al oír la Palabra. Por eso, predicarnos a nosotros mismos es esencial para la batalla.
VIERNES 20 DE AGOSTO
CÓMO RESISTIR A LOS DESEOS PECAMINOSOS
• Hebreos 11: 24-26 •
La fe no se contenta con los «placeres temporales». Tiene un hambre voraz por el gozo, y la Palabra de Dios dice: «en tu presencia hay plenitud de gozo; en tu diestra, deleites para siempre» (Salmos 16:11). Por lo tanto, la fe no se desviará hacia el pecado. No se rendirá tan fácilmente en la búsqueda del máximo gozo.
El rol de la Palabra de Dios es alimentar el apetito de la fe por Dios. Al hacerlo, aleja nuestro corazón de los sabores engañosos de la lujuria.
Al principio, la lujuria comienza a engañarme y a hacerme sentir que realmente me perderé alguna gran satisfacción si continúo en mi camino hacia la pureza. Pero entonces tomo la espada del Espíritu y comienzo a pelear.
· Leo que mejor es sacarme un ojo que caer en la lujuria (Mateo 5:29).
· Leo que si pienso acerca de lo que es puro, amable y honorable, la paz de Dios estará conmigo
(Filipenses 4:8).
· Leo que poner la mente en la carne trae muerte, pero ponerla en el Espíritu trae vida y paz
(Romanos 8:6).
· Leo que los deseos carnales batallan contra mi alma (1 Pedro 2:11) y que los placeres de esta vida ahogan la vida del Espíritu (Lucas 8:14).
· Lo que es aún mejor, leo que Dios no negará ningún bien a aquellos que caminan en integridad (Salmos 84:11) y que los puros de corazón verán a Dios (Mateo 5:8).
En la medida en que oro para que mi fe sea saciada con la paz y la vida de Dios, la espada del Espíritu rasga la cubierta de azúcar del veneno de la lujuria. La veo por lo que realmente es y, por la gracia de Dios, su poder seductor es destrozado.
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